sábado, 27 de diciembre de 2008

TC

-Lo han hecho. Al final lo han hecho.

Este único pensamiento ocupaba su cabeza mientras sobrevolaba la ciudad.

-No puedo creer que lo hayan hecho.

Mientras miraba por la ventanilla, veía la ciudad triste, gris, sin vida. No quedaba nada bajo las alas del avión sino muerte. Los parques ya no tenían niños. Los bares ya no tenían parroquianos. Los estadios ya no tenían multitudes. Las farolas ya no tenían putas, ni clientes.

Al final, aquel monstruoso invento había sido usado. Comités científicos lo habían advertido. El TC era peligroso. Debía prohibirse su uso, incluso en pruebas. Algunos protestaron, incluso violentamente, como con Mururoa.

No sirvió de nada. Los que ya habían sido seducidos por el TC votaron a bloque en las siguientes elecciones. Ya no se pudo hacer nada. La dictadura de los corderos había hablado, votando por degollarse a sí misma.

Aquél era el último vuelo.

El Televisor Cerebral había triunfado, y todas las familias, ahora por Ley, estaban enchufados en el sofá viendo en el canal único Gran Hermano 27.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Juzgado

- Los ha matado a todos, señoría.

La voz del fiscal era firme, imparable. Resonaba en el juzgado con el conocimiento de que lo que hacía era lo correcto. Su dedo señalaba al acusado, que ajeno al espectáculo mostraba un semblante inmóvil. El fiscal continuó su alegato.

- No pido más que lo que es justo. El acusado es responsable de cientos de miles de muertes. De todas en realidad. No podemos más sino aplicar la sentencia pertinente.

El fiscal se sentó. Para la humanidad era el caso más importante de su historia. Para él no era más que encerrar a un malhechor.

Los murmullos recorrieron la sala. Si hubieran permitido que todos los interesados hubieran ido al juicio, no habrían cabido en la sala.

El Acusado se levantó y miró a sus jueces, a su jurado… pero no a su verdugo, pues ése era un hecho aún por discutir.

- Ningún abogado ha querido representarle y usted ha despachado a los de oficio. ¿Qué tiene que decir en su defensa? – La voz del juez carecía de humanidad o simpatía.

El acusado tomó aire (una formalidad) y comenzó.

- Éste es sin duda, el colmo de los hombres de buscar culpables. El único motivo por el que estoy aquí es para daros un regalo. El regalo del conocimiento. Saber que todo lo que tenéis tiene fecha de caducidad es lo que os impulsa como personas. Los plazos, sean conocidos o no, son los que os mueve. – Miró a los presentes, uno a uno, memorizando sus caras. – Me acusáis de la muerte del borracho que bebió demasiado, del suicida deprimido que se lanzó del tercer piso, de las provocadas por el desequilibrado que asesinó a tres chicas…¿Acaso acusaríais al basurero de lanzar la basura que recoge? No. Me acusáis también del señor que muere a los 90 años en su cama. Me acusáis por que sois una panda de niños asustados de la oscuridad. Y sobre todo, me acusáis, porque no sabéis que si yo no liberara esas almas cuando el cuerpo muere, os encontraríais atrapados en cadáveres putrefactos el resto de la eternidad.

La Muerte se sentó mientras que el juez, con una gota de sudor frío en su mejilla, dictaba sentencia.

- Se absuelve al acusado de todos los cargos. Se levanta la sesión

Entre los gritos y murmullos de la gente, la Muerte sonrió. Bueno era que esto hubiera acabado, se le estaba acumulando el trabajo.

martes, 2 de diciembre de 2008

Combate.

Tenía un combate de artes marciales, en particular taekwondo. Era mi primer combate, con lo cual iba demasiado nerviosa como para poder hacer algo bien. Entre el público se encontraban mis padres y mi hermana. Mi madre estaba embarazada de 8 meses.
Me voy a la parte de atrás a conocer a mis contrincantes y cual es mi sorpresa que hay 2 chicos y una chica, los tres enormes, ninguno de mi categoría. Me dirijo al jurado a decirles que eso no es correcto, que yo tengo que luchar con gente con la que esté en igualdad de condiciones, que me van a dar una paliza sublime y que no tengo opción de ganar de ninguna manera. Uno de los jueces me dice que tengo que luchar quiera o no quiera, que así ha sido el sorteo.
Además no he ido preparada, me he dejado el traje de combate en casa y voy con unos vaqueros y una camisa, la verdad, preciosa.
Va a empezar el combate, mis nervios van en aumento, sé que no tengo nada que hacer, pero lo voy a intentar. No soy una cobarde, nunca lo he sido y ahora no va a ser menos.
Ya casi estamos preparados cuando alguien del jurado se acerca a mí y me dicen que no puedo luchar, que mi madre se ha puesto de parto y tengo que ir con ella al hospital. Parece que mis oraciones han sido escuchadas.
Corremos al hospital con mi madre, el parto se ha adelantado. Parece que va a ser rápido, las contracciones van muy seguidas. Sale la enfermera y nos dice que mi madre ha tenido una preciosa niña... Qué bonito, estoy llorando de emoción. Y cuando voy a conocer a mi pequeña y nueva hermanita, me despierto y me doy cuenta que todo ha sido un sueño.