jueves, 30 de julio de 2015

Charlotte Legard

Charlotte es una joven de dieciocho años, moderadamente alta, de pelo y ojos castaños. Nacida en 1202, desde pequeña le interesaron más los juegos de niños que los de niñas. En Brassac, cerca de Foix, el pueblo donde se crió, siempre estaba saltando y peleando, y nadando en los arroyos con los niños. Su necesidad de no verse constreñida por los estándares sexuales de la época la llevaron a Mont Chauve, una Alianza donde pudo probarse y entrenar como soldado.

En la Alianza comprobó que era realmente buena con la espada, y aprendió otras artes marciales como montar y usar el arco. Aunque de vez en cuando recibe chanzas de sus compañeros, es respetada como un buen guerrero, llegando a ser custos de Priusquam, uno de los Magi. Esto se debe a que es leal, valiente y decidida, lo cual junto con un poco de sentido común la ayudaron a esforzarse y no meterse en líos. A esto último la ayudó su decisión personal de mantenerse virgen.

lunes, 20 de julio de 2015

El Nodo

Nadie sabe bien cómo, pero la Humanidad se había expandido desde su mundo original a las estrellas. Un número que no conocemos de mundos estaban colonizados, y algunos de ellos terraformados. Ya no sabemos a imagen de cuál.

Pero sí sabemos que, en su expansión, la Humanidad llegó al Nodo. Esa misma Humanidad que creía que conocía los fundamentos del Universo, y las cuatro fuerzas fundamentales, descubrió que estaba horriblemente equivocada.

Todo parecía una colonización más, un mundo más, en una estrella más. Los colonos llegaron en sus pequeñas naves con sus factorías y sus granjas hidropónicas. Y empezaron a suceder cosas raras, que los científicos de los colonos de ese mundo que llamaron Pelor no alcanzaban a explicar.

Así, poco a poco, los científicos llegaron a la única conclusión posible: existen más de cuatro fuerzas. Las investigaciones descubrieron que algunos materiales reaccionaban de maneras extrañas. Y finalmente, a medida que se expandían por el planeta, un campo de la quinta fuerza provocaba más y más fenómenos extraños.

Pero las cosas empeoraban mes a mes. Aparecieron fantasmas, y se materializaron sueños y pesadillas. Objetos desaparecían y aparecían a cierta distancia... hasta que sucedió El Nacimiento. Un bebé, perfectamente humano, pero que parecía poder hacer magia real.

Y así era efectivamente: ese bebé, Onia, podía manejar a su antojo la quinta fuerza, que los científicos llamaban fuerza extraña, y a partir de ese momento muchos empezaron a llamar simplemente Magia.

Pero, ¿por qué?

Poco a poco surgieron colonias en otros mundos de la misma estrella, y en todos ellos la Magia era más débil. Una vez más, los científicos llegaron a la única conclusión posible: Pelor era La Fuente, el origen o centro de la Magia del Universo.

A medida que ocurrían más y más fenómenos extraños en La Fuente, los descendientes de aquellos primeros colonos lo fueron abandonando en favor del cercano Etasc.

Pelor, qué fantástico y pavoroso lugar. Allí la Magia causa todo tipo de alteraciones, pero la causa real de las peores no era simplemente la Magia. Fantasmas y pesadillas no fueron lo peor. La llegada de criaturas que solamente se podrían calificar como demonios provocó el abandono definitivo del planeta.

Las posteriores expediciones elaboraron una aterradora teoría sobre lo que ocurría en Pelor. El planeta no era La Fuente, sino El Nodo, donde diversos planos de existencia concurrían. Algunos valientes que dominaban la Magia consiguieron explorar algunos de ellos, y los clasificaron. Esta clasificación, obviamente incompleta, habla de planos demoníacos y planos angelicales, así como de planos hiperreales y planos oníricos. Incluso de planos hipervivos y planos de muerte.

Ningún humano vive ya en el Nodo. No se sabe lo que podría encontrarse allí hoy. Y la posibilidad, aunque sea necesario un gran esfuerzo, de viajar desde Etasc a los así llamados otros planos desincentiva aún más el viaje.