sábado, 13 de septiembre de 2008

ταχυόνιον

-Bien. ¿Qué tenemos?
-Hemos encontrado la solución al Problema de Jensez.
-Explíquese.
-Hace unos diez años Jensez, de la Universidad Gubernativa de Roma, publicó un resultado muy extraño y completamente inexplicable, pero ampliamente confirmado desde entonces. Un rayo de luz extremadamente colimado...
-¿Un qué?
-Un láser, general.
-Bien, continúe.
-Jensez publicó que un tipo de laser, lo que hoy llamamos un rayo de Jensez, un láser perfecto en el vacío, perdía energía.
-Todas nuestras armas pierden energía. De hecho, todos los sistemas pierden energía. Por eso hemos de refrigerarlos.
-No nos referimos a eso. No se trata de que un rayo de Jensez produzca calor. Se trata de que en un rayo de Jensez la energía simplemente desaparece.
-Eso es imposible.
-Es un hecho comprobado, general. Ocurre. Cuanto más perfecto es el rayo...

Castaño suspiró. Nunca supo por qué, con lo bien que podía estar trabajando para el sector civil, se metió en los programas científicos militares.

-¿Sí?
-Cuanto más perfecto es el rayo, más energía desaparece. Y como usted dice, con la Física que conocemos, eso es imposible, pero ocurre.
-Y dice que lo ha resuelto.
-Sí. Mis colegas han confirmado mis cálculos.
-¿Qus sus colegas qué? ¿Ha enviado a científicos civiles información no publicada?
-Por supuesto, general. No se trata de los planos de un arma, y no me podía fiar de los resultados sin comprobarlos.

El General Delaïnde suspiró. Nunca supo por qué, con lo bien que podía estar en una unidad de intervención, se metió a tratar de controlar a los científicos militares.

-Siga, siga...
-Verá, General. Mis ecuaciones demuestran la posibilidad de que esa energía no desaparezca, en realidad. Que se convierta en taquiones.
-¿Qué?
-Un taquión es una partícula que viaja más rápido que la luz.
-Eso no existe.
-Las ecuaciones de Einstein las predicen desde hace más de doscientos años. Ya fueron estudiados a nivel teórico por Sommerfeld, y el nombre se lo dio Feinberg en la década de 1960.
-Supongamos que todo lo que me enseñaron en la escuela y en la Academia está equivocado y que usted tiene razón. Siga.
-Hace tiempo que sabemos que una concentración de energía muy elevada puede dar lugar a pares de partículas. En realidad, una partícula y una antipartícula. De la misma manera que si una partícula se encuentra con su antipartícula ambas desaparecen y se libera una gran cantidad de energía- Castaño hizo un gesto explosivo con las manos -, si concentramos suficiente energía en un punto se puede generar un par. Es la base, por ejemplo, de la radiación de Hawking.
-Bien, siga.
-Pues mis ecuaciones indican que si la energía que se concentra es la de un haz de luz extremadamente preciso, coherente y concentrado, podemos generar una pequeña cantidad de taquiones.
-¿Podemos crear a voluntad partículas más veloces que la luz?- Delaïnde empezaba a pensar en comunicaciones instantáneas y en viajes interestelares a velocidades increíbles. Quizá las películas infantiles como Star Wars Episodio XVIII o Star Trek Herederos fuesen posibles. Batallones combatiendo a la orden, en lugar de tener que planear cualquier ínfimo movimiento con decenas de años de anticipación.
-Sí, General. No podemos saber en qué dirección salen, ni cuando. No podemos interactuar con los taquiones. Para nosotros es como si no existieran. Pero pueden ser la solución al Problema del Rayo de Jensez.
-¿No podemos- cara de abatimiento -hacer nada con ellos?
-No, General.
-¿Entonces para qué viene a molestarme con eso?
-Necesito su permiso para publicarlo.
-Haga lo que le de la gana. Y no vuelva a molestarme. No quiero volver a verle por aquí si no me trae algo con aplicación militar.

Castaño se fue del despacho del General Delaïnde. Ninguno de los dos entendía las obsesiones del otro. Y peor, ninguno de los dos sabía qué pintaba allí.

2 comentarios:

Quicus Magnificus dijo...

Un verdadero general habría preguntado:

¿y no podemos hacer un arma con los taquiones esos?

:-)

Saludos

Envite dijo...

Éste ya estaba (un poco) acostumbrado a los científicos. Además, esas cosas se piensan pero no se preguntan...